Qué tristeza,
dijo el carcelero,
qué pena
que por ti siento,
pues el pájaro está cantando
y tú,
y tú, pobre inocente,
en la cárcel
mal muriendo.
No es tristeza,
dijo el preso,
que no sea pena
la que por mi sientas
pues el pájaro vino a verme
y tú,
y tú, pobre carcelero
escucharlo
no quieres.
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