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miércoles, 30 de mayo de 2012

Cenicienta Por un Día

El cuento de Cenicienta es uno de los grandes clásicos de Disney. Un resumen sería algo así:

Cenicienta es una chica huérfana de madre que vive con su padre el que acabo de unos años acaba casándose con una mujer que tiene dos hijas. Su padre fallece y al morir su madrastra y sus hermanastras la tiene de criada en la casa. Un día en el reino se da un gran baile por parte del príncipe al que Cenicienta le prohíben ir. Pero cuando sus hermanastras se van ella recibe la visita de una Hada Madrina que la transforma para que pueda ir al baile con la condición de que a las 12 tiene que regresar en casa. En el baile se enamora del príncipe pero como a las 12 tiene que volver sale corriendo de palacio sin decir adiós y perdiendo un zapato. El príncipe lo encuentra y va por todo el reino buscándola, cuando la encuentra deciden casarse y Cenicienta pasa de ser una criada a una Princesa.

 ¿Os imagináis? De pequeñas todas queríamos ser una Princesa Disney y de mayor pensamos que nos quedamos en Cenicienta sin Hada Madrina cuando la realidad es que estamos rodeadas de MADRINAS que nos dejan ser lo que soñemos porque no hace falta magia. Esas personas que te sonríen cuando todo va mal, ese chico que te mira por la calle distraído, esos amigos que te apoyan o incluso tú misma frente al espejo puedes ser tu propia madrina. Porque no se necesita un PRÍNCIPE para ser una PRINCESA.

Todas queremos un baile de Cenicienta pero para eso tenemos que saber que no acaba a las 12, acaba cuando dejamos de creer que somos princesas, REINAS que mandan en su propio reino, en su propia vida y esto ocurre cuando dejamos de creer que todas tenemos miles de HADAS MADRINAS y que cada una de ella es una razón para sonreír.

Para levantarse como una PRINCESA hay que acostarse como una REINA y empezar el cuento de Cenicienta desde el Baile Real. Pero no hay que perder los zapatos, hay que perder el MIEDO y el RELOJ.