Translate

Se pasaron

miércoles, 27 de febrero de 2013

Complejo

No quieras no enloquecer en un mundo de locos, ni intentes estar no cuerda en un mundo de cuerdas.
No quieras no volar en un mundo de alas, ni intentes no andar en un mundo de caminos.
No intentes no soñar en un mundo de sueños que yo intentaré ser real en un mundo imaginario. Intentaré ser capaz de no salir volando aferrándome a las rocas con las que te vas tropezando.
No quieras no nadar en un mundo de agua, que yo me congelaré en un mundo de fuego, derretirme en los pensamientos de una vida de orgullo.
No quieras no ser famosa en un mundo de pasarelas, ni intentes caer en un mundo sin puentes. No permitas que el tiempo deje de verte que ya me encargaré yo de limpiar tus espejos.
No bebas una gota por cada lágrima derramada que no sabré entonces cuando servirte otra copa.
No dejes que la vida ahogue tus ganas, que para eso estoy yo, para matarlas todas.

viernes, 22 de febrero de 2013

Desde la cárcel para Lizz


Llenó la maleta de botes que ni ella misma podía conocer su capacidad de destrucción, un par de armas que aún nadie sabe de pudo sacarlas y se cubrió el rostro con un palestino verde.
Sus pantalones rajados, las cadenas colgando de su cinturón y aquella camiseta de red dejando a la vista ese top rojo no eran bueno augurios para los tiempos que corrían en Yucam.

Los pirsings y esa melena azul y rosa rapada por un lado de la cabeza no ayudaban mucho a que Lizz Berry se salvara de problemas y acusaciones, ya fueran falsas o no. Pero las intenciones de Lizz esa noche era que todo cambiara de una manera o de otra.

Cuando Lizz y yo teníamos 14 años un partido de extrema derecha se instaló en el gobierno del país para que tan solo un año después el líder del partido, Marcos Dominick, instaurara su dictadura con promesas de llevar al país hacia los mayores progresos posibles. ¡Por Dios! ¡Era un maldito político! ¡De esas bocas no salen más que mentiras! ¡Él es el que debería de haber ido a la cárcel desde un primer momento y no yo!

Cuando Marcos Diminick consiguió imponer su dictadura absolutamente todo cambió en Yucam. Vale, admito que algunas promesas resultaron ser ciertas y que el país se convirtió en la mayor potencia económica y exportadora de productos del mundo, pero a qué jodido precio. Los chavales no se podían reunir en grupos mayores de diez personas bajo pena de cárcel por sospecha de conspiración, los colegios volvieron a separarse en niños y niñas para evitar la tentación y el pecado luego en la adolescencia. El machismo volvió a estar a la orden del día. Los carteles rojos de cualquier tipo estaban prohibidos en las calles porque decían que ese color incitaba a la revolución y una lista demasiado larga de prohibiciones, pero yo tarde demasiado en verlas todas, siempre fui criado bajo unos ideales de derecha y me costó ver mucho más lo que estaba pasando, no como Lizz que se dio cuenta enseguida, por eso, a los 18, se metió en aquel grupo revolucionario. ¡Maldita sea Lizz! Siempre fuiste un alma demasiado libre.

Para quien no lo haya entendido aún, Lizz, está muerta y esto es una carta de agradecimiento. ¿Cómo murió Lizz? Siendo libre, siendo ella y siendo disparada. ¿Cómo acabé yo en la cárcel? Siendo acusado de ayudar a la revolución por matar al policía que mató a Lizz. ¿Cómo acabó Lizz siendo disparada? Pues veréis,
el día que Lizz se dispuso a entrar en la revolución yo ya sabía que nada iba a acabar bien:

Todo comenzó hará un par de años, cuando cumplimos los 18. Lizz se metió en aquel grupo a pesar de mis intentos de persuadirla. Ella tenia las ideas muy claras y nunca se dejaba pisar por nadie. Bastante estaba aguantando ya la situación del país, pero ella decía que no se podía ir de allí sin aportar su granito de arena para que eso cambiara y, mucho menos, se podía ir sin mi. Lizz, por Dios, yo vivía bien, según el estatus social de mi familia yo no iba a tener ningún problema, era tu maldita vida la que corría peligro.

En un país como Yucam salirse un poco de lo que se consideraba normal o de los límites de la rebeldía era como levar un cartel en la frente de "llévame a la cárcel" peor lo que tenía preparado el grupo RL; que era el grupo a favor de la revolución donde Lizz se había metido, iba mucho más allá de sobrepasar un poco los límites de la rebeldía y era algo más que un suicidio colectivo.

Desde que el grupo se formó fueron recopilando gente a través del boca a boca, folletos y demás. Nada que pudiera llamar la atención y mucho menos internet, por ahí podían detectarte de inmediato e ibas a durar muy poco vivo después de que te encontraran.

Lizz se enteró del grupo por una compañera de clase que los estaba criticando con frases del tipo "panda de locos, inadaptados sociales, aburridos desagradecidos..." entre otras sutilezas y adjetivos que no podías entender cómo esas palabras salían de esa boca tan pija.

Cuando Lizz, a mis espaldas, consiguió la suficiente información fue a un bar a las afueras de Loucal, nuestra ciudad, y se reunió con el grupo que la recibieron con pistolas hasta que se identificó y explicó que hacía allí. Aún no me explico cómo llegó sola ni cómo consiguió salir de la ciudad.

Cuando me lo contó quise matarla, , fue una de las peleas más grandes que tuvimos,  concretamente la 2º; la primera sucedió tiempo después, cuando me dijo que participaría en el golpe al ayuntamiento ( asesinato al dictador, más bien), pero eso ya lo contaré.

Por donde iba, Llizz me contó lo sucedido en el grupo, me contó los planes para acabar con la dictadura y para conseguir apoyo. Me contó cómo, secretamente, países extranjeros estaban colaborando y consiguiéndoles armas. Estaba tan acelerada cuando me hablaba de ello, tenía tanta adrenalina en esos momentos que si por ella hubiera sido hubiera salido a contárselo a todo el mundo. Pero supe relajarla

Ese día estábamos en mi sótano, no era muy bueno que la vieran salir o entrar de mi casa, eso podía llevar a mi familia a la pérdida del "estatus social" que habíamos conseguido y por lo tanto, a la pérdida de la tranquilidad que a mis padres tanto les gustaba. Mis padres, mis malditos padres... No sé ni cuántas veces intentaron separarme de Lizz y,  no sé ni cuántas veces me amenazaron con avisar a la policía o con  echarme de casa. Nunca les hice caso y nunca hicieron nada. Yo no pensaba dejar a Lizz sola en estas circunstancias y mucho menos después de contarme en los líos que se estaba metiendo. Mi madre, aunque no lo quisiera admitir, me  entendía, pero mi padre... si por él hubiera sido hace mucho que Lizz y yo hubiéramos sido encerrados, o fusilados.

Los días siguientes Lizz faltaba a clases, era imposible contactar con ella y yo estaba muy asustado así que fui a buscarla al sitio aquel donde se reunían los del grupo, pero no me bajé del coche cuando llegué. La vi, allí, saliendo de una especia de bar con un chico con las mismas pintas que ella, riendo y cogidos de la mano. Arranqué y me fui. En su momento me dije que era porque ya me había asegurado de que estaba bien, ahora puedo decir que era por celos, por verla feliz con otro y no conmigo.

En el fin de semana Lizz me habló de aquel chico, era como el líder del grupito que la llevó a la perdición (¡A ese si que le podía haber metido el tiro!)y parecía que el gustaba, cosa que me cabreaba un poco porque pensaba, y sigo pensando, que el chico, el tal Iván, se aprovechó de que Lizz perdía el culo por él para engatusarla y meterla en el grupo como su conejillo de indias. Cabrón.

Pasaron una semanas un poco raras hasta el 30 de Octubre, el puto 30 de Octubre.

Lizz me llamó a las 3 de la mañana o así, me dijo que todo estaba listo, que por la mañana el plan se pondría en marcha. Jamás pensé que todo pasaría tan rápido  Pero luego me explicó que no era por placer, por lo visto un cambio en la agenda de Dominik izo que todo se acelerara. Ese mismo día por la mañana iba a aterrizar en Loucal para tener una charla con el alcalde ¿Adivináis quién es? Sí, mi padre, Jhon Bborrego, yo era Jhon Borrego Jr. y de ahí nuestro estatus social, calidad de vida y disgustos de mi padre. Dejo de liarme y continúo.

Le supliqué a Lizz que no fuera, que buscaríamos una manera de abandonar el país pero nada, seguía con que Iván iría a recogerla, que no le iba a pasar nada, que él la protegería, etc. Paparruchas, el hijo de puta ni se presentó, y, por la mañana, Lizz me llamó de nuevo desesperada para que fuera a por ella y la llevara al centro.

No quería meterme en líos, ella digo, así que me pidió que no bajara y y que la dejara a mucha distancia para que no me relacionaran con nada de esto.

Era demasiado protectora conmigo y muy poco con ella misma.

Estábamos a tres calles de donde se reunieron todos los miembros de RL y aún así ya se escuchaban los gritos, los disparos y algunas pequeñas explosiones.

Tenía miedo. Teníamos miedo.

Recuerdo cómo no paré de suplicarle que no lo hiciera antes de que se bajara del coche y cómo ella me miraba tranquilizándome y a la vez buscando apoyo. Recuerdo que me decía que todo saldría bien y como para relajarme decía riendo que no tocaría a mi padre.

Seguramente en ese momento yo podía habérselo impedido y ahora  no estaría escribiendo esto. ¿En qué momento me convenciste para ayudarte a cometer tal locura, eh Lizz?

Me dio un beso en la mejilla, un abrazo enorme y bajó del coche con un "Te quiero" entre los labios.

Cerró la puerta. Justo entonces algo dentro de mi me dijo que no la volvería a ver pero quería ser optimista.

Me quedé quieto dentro del coche, viendo cómo decenas de policías y anti-disturbios corrían hacia donde Lizz estaba yendo.

Las lágrimas se escapaban de mis ojos a cada paso que ella se alejaba del coche y cuando la perdí de vista, no pude aguantar más.

Bajé del coche y salí corriendo a buscarla. Aquello fue una completa locura pero más lo fue haberla llevado hasta aquella "guerra" que se estaba formando.

Cuando llegué a al plaza del ayuntamiento un coche blindado intentaba llegar a la puerta, había seguramente más de 2000 personas entre pandilleros, revolucionarios y policías que no le dejaban pasar.

Eso era el principio de una guerra civil segura.

Algunas personas conseguían saltarse la vaya y colarse en el jardín, yo sabía que mi padre estaba allí, pero solo me preocupaba encontrar al Lizz.

Lizz, cariño, si supieras todo lo que odié en aquel momento que vi como te subías a la vaya. Mi mundo se vino a bajo en unos segundo. A los primeros que estaban disparando eran a esos ¿Por qué te subiste?

Corrí para intentar bajarla, no sé ni cómo llegué vivo a la mitad de la plaza. Las bombas de humo me cegaban y las balas pasaban a mi alrededor.

Yo no paraba de gritar pero Lizz no se enteraba. Vi a mi padre asomarse por la ventana mientras los guardias lo intentaban separar y ponerlo a salvo. También quise hacer gesto para que me viera, fue imposible.

Cuando ya estaba cerca de ella, Lizz estaba casi para saltar al jardín, me fijé en mi padre que la señalaba mientras hablaba con un policía. Yo, inocente, pensé que estaba intentando ponerla a salvo. Idiota, estaba encargando su muerte por encima de las demás.

El hombre con el que estaba hablando mi padre sacó un rifle y bang, un sólo disparo. Lizz cayó de la verja a los jardines del ayuntamiento.

Mi grito en ese momento fue tal que estoy seguro de que el tiempo se paró, que mi padre pudo escucharme.

No sé cómo lo hice, pero antes de darme cuenta estaba al lado de Lizz. Era demasiado tarde. Intenté reanimarla de todas las maneras posible. No hubo forma.

Me importaba una mierda lo que estuviera pasando a unos metros de nosotros. Yo la tenía en mis brazos y ella no estaba conmigo. Lizz, un minuto, un minuto más de vida para que pudiera decirte algo. Adiós, eres idiota, Te quiero, algo. Necesitaba que pudieras oírme.

Estuve agarrado a ella y desgarrándome la garganta con mis gritos hasta que los guardaespaldas de mi padre me cogieron y me llevaron a rastras hasta su despacho, yo gritaba, chillaba, lloraba y me intentaba escapar, quería regresar al lado del cuerpo de Lizz, pero no había forma. Me soltaron en frente de mi padre, la rabia de mi interior hizo que quisiera matarlo, y que lo intentara, pero un golpe en mis piernas me lo impidió, un, dos y tres veces.

Mi padre me miraba con superioridad y desprecio. Me preguntaba cómo podía haber participado en esto. Yo no hablaba. Me hablaba de lo enfadado y decepcionado que estaba. Yo seguía sin decir nada. Luego mencionó a Lizz. Mis ojos se llenaron de odio y su boca de mierdas. Me levanté, ya no podía pararme.  Le quité la pistola a uno de los hombres que tenía detrás mía. Me abalancé cobre mi padre y le puse la pistola en la cabeza. Él reía mientras detenía a los guardias que me apuntaban a mí, estaba demasiado seguro de que no lo mataría. Perdóname Lizz, no pude hacerlo, lo siento de verdad.

Hice un giro radical y pegué un tiro justo a la cabeza del hombre del que mi padre, el querido alcalde, mandó a que matara a Lizz, a mi Lizz.

La cara de mi padre fue un poema. Jamás pensó que yo sería capaz de matar a nadie, yo tampoco. El otro hombre fue a dispararme pero mi padre lo paró. Le quitó la pistola y me dio un golpe en la cabeza que me dejó inconsciente, luego, desperté aquí.

No sé lo que está pasando fuera, no sé cuánto tiempo ha pasado. No sé nada, solo que posiblemente todo sería diferente si no hubiera llevado a Lizz, o si Iván hubiera aparecido en vez de desaparecer. No sé, yo solo quería explicarle a alguien, explicarle a Lizz, lo sucedido. Quería que se recordara su nombre; Elizabet Berry Stone, Lizz Berry. Gracias, gracias por luchar, gracias por no conformarte y gracias por demostrar que, más vale morir de pie que vivir siempre arrodillado, aunque yo te preferiría viva. Te prometo que jamás me voy a olvidar de ti. Te quiere, te ama, Jhon Borrego Berry.

PD: Te veré en un rato pequeña.