Un principio, mil finales

Elegir mi propio final era lo que me tocaba hacer. Ahora y siempre me había quedado en los típicos, en las estructuras básicas que nos enseñan en primaria: introducción, nudo y desenlace. Mi vida poco a poco se estaba convirtiendo en una telenovela de la 1º cadena y me había cansado ya, pero ¿Cómo plantearme ahora las cosas? Solo tenía conocimiento de esa estructura; introducción nudo y desenlace eso una y otra vez.

Ya había cambiado la primera parte, el como comenzar las cosas y me negaba rotundamente a cambiar la segunda, el nudo, la trama de mi vida me gustaba tal y como estaba como funcionaba, yo tenía el papel que quería y lo interpretaba bastante bien, pero el final, uf, no podía más. Me frustraba el hecho de que siempre sabía lo que pasaría, peor no era capaz de cambiarlo ¿Qué tenía que escribir? Todo esto me hacía pensar aún mas y empecé a recordar algo que leí una vez en una viñeta: "Mira no se como explicártelo, así que no lo haré" y ya está no se preocupaba, al escritor no había importado que la gente se quedara con la duda de qué había pasado con aquellos chavales. Yo cada vez que la leía, a parte de morirme de risa, pensaba en algo que le podía haber ocurrido, cada vez una historia distinta.

Tal vez eso era lo que quería en mi vida, si no era capaz de hacer un final ¿Por qué tenía que ponerlo? ¿Por qué no cada vez una historia diferente? Podía ser ese el final elegido por mí, un final concreto y a la vez diferente cada vez.